arturwork
sábado, 27 de septiembre de 2014
viernes, 27 de diciembre de 2013
Calle Preciados en una soleada mañana de invierno.
Bajar la céntrica calle Preciado tocado por los tibios rayos del sol suele ser algo especial en pleno invierno.Sobretodo cuando los días han sido cubiertos de grises nubes que soplan frió al doblar las calles.
Con las manos en los bolsillos y respirando el calor del dìa, lo demás no importaba ;algunas veces eran lentos los pasos, no por cansancio si no por hacer màs eternos esos momentos cubiertos de sol donde se buscaba que la calle fuese màs larga al terminar en la Puerta del Sol
Las fachadas comerciales habían perdido la huella de la humedad, esa misma huella que dejan las interminables lluvias lentas que tanta húmeda y frió nos provocaba el invierno madrileño.
Solía comprar gruesos calcetines en los comercios chinos que habitan en el barrio de Lavapies,por carecer de in sitio establecido les usaba desechables, pero aun asì el pegajoso frio que sufrían mis dedos de los pies no terminaba,de ahì que preferia caminar para coger calor antes de viajar en trasporte pùblico.
Al tocar el tibio sol con mi frente en la Puerta del Sol siempre me volvía a preguntar lo que cuestionaban los diarios de Madrid:¿porque no ponen bancos en la plaza del Sol?".Mientras partía la Plaza del Sol con mi lento andar entendía perfectamente el nombre de la plaza....... La Puerta del Sol.
Con las manos en los bolsillos y respirando el calor del dìa, lo demás no importaba ;algunas veces eran lentos los pasos, no por cansancio si no por hacer màs eternos esos momentos cubiertos de sol donde se buscaba que la calle fuese màs larga al terminar en la Puerta del Sol
Las fachadas comerciales habían perdido la huella de la humedad, esa misma huella que dejan las interminables lluvias lentas que tanta húmeda y frió nos provocaba el invierno madrileño.
Solía comprar gruesos calcetines en los comercios chinos que habitan en el barrio de Lavapies,por carecer de in sitio establecido les usaba desechables, pero aun asì el pegajoso frio que sufrían mis dedos de los pies no terminaba,de ahì que preferia caminar para coger calor antes de viajar en trasporte pùblico.
Al tocar el tibio sol con mi frente en la Puerta del Sol siempre me volvía a preguntar lo que cuestionaban los diarios de Madrid:¿porque no ponen bancos en la plaza del Sol?".Mientras partía la Plaza del Sol con mi lento andar entendía perfectamente el nombre de la plaza....... La Puerta del Sol.
Arturwork junto al estadio Bernadeu
El estadio Santigo Bernabeu habita en una esquina que toca La Castellana ,su fachada es del color del asfalto(hormigon) ese mismos asfalto que cubría la calle que sostenía mis pasos al visitar un conocido centro social que custodiado por hermanos càtolicos.
Mi primer impresión sobre el gris estadio fue de total desencanto,no era tan imponente como las narraciones que de èl brotaban.Aunque le visite en su interior años atrás cuando la crisis no se respiraba en la ciudad;subí con su espigado elevador para entrar por una de varias puertas que bajan en históricos pasadizos :el de los trofeos, el de las copas, las fotos de antiguos y nuevos jugadores, el salón de las conferencias y entrar al fino campo donde se acaricio los sillones azules que suelen ocupar entrenadores y jugadores en esperados encuentros, vestidores y baños y por ultimo la tienda donde se venden infinidad de souvenirs del Real Madrid.
Mi primer impresión sobre el gris estadio fue de total desencanto,no era tan imponente como las narraciones que de èl brotaban.Aunque le visite en su interior años atrás cuando la crisis no se respiraba en la ciudad;subí con su espigado elevador para entrar por una de varias puertas que bajan en históricos pasadizos :el de los trofeos, el de las copas, las fotos de antiguos y nuevos jugadores, el salón de las conferencias y entrar al fino campo donde se acaricio los sillones azules que suelen ocupar entrenadores y jugadores en esperados encuentros, vestidores y baños y por ultimo la tienda donde se venden infinidad de souvenirs del Real Madrid.
domingo, 17 de noviembre de 2013
lunes, 2 de septiembre de 2013
La Puerta del Sol con mariachis de Latinoamerica
"los musicos que tocan en la Puerta del Sol no son mexicanos,son ecuatorianos y peruanos y lucran con los igenuos visitantes que les ven como mexicanos".
Mariachis en la Puerta del Sol
La música mexicana es demasiado valorada entre los españoles de edad madura.Se podría estar en el nutrido grupo de curiosos que se reúnen alrededor de los mariachis para notarlo;esos mismos mariachis que le ofrecen la espalda a las puertas de la casa de gobierno.
Se recuerda una clásica melodía de Jòse Alfredo Jimenes"caminos de Guanajuato:-
"allà en mi Lèon Guanajuato la vida no vale nada;ahì se apuesta la vida y se respeta al que gana".
Cerca de mi una pareja de alegres ancianos discutían la señora arrojaba regaños a sù alegre pareja que coreaba la canción con fuerte voz, el señor tenia la cara roja y el aliento a vino tinto;al final la señora adelanto el paso mientras terminaba la canción, y el feliz acompañante grito con acento español-"viva México".
Siempre que cierro los ojos para esperar el sueño que arriba con la noche,recuerdo las bocas del metro que habitan en cada costado de la plaza de la Puerta del Sol. Vivía en Seseña Viejo y no tenìa el lujo de regresar al aburrido pueblo donde poemas de Neruda eran citados en sus viejas calles. Tenìa que pasar la noche en Madrid,al comenzar las reuniones con mexicanos no habría problemas, el problema era al terminar las reuniones bajo la crecida noche invernal,cada uno de los presentes nos retirábamos y al repetir las reuniones optaba por retirarme,gastaba la noche en largas caminatas en el centro de la ciudad confundiéndome con los turistas nocturnos que pueblan Madrid.Con el frio de la madrugada en invierno el temblar del cuerpo era inparable, y còmo mendigo esperaba la apertura del metro en "zona cero"normalmente llegabà a las 5 de la mañana por la entrada del oriente donde salìan los Renfes,despues me inclinaba en las escalinatas para pillar calor y dormitar un poco entre varios gritos y ruidos de gente ebrìa.Las 6 de la mañana era el momento indicado para ingresar a los rincones interiores del metro, se sentìa un calor acogedor al caminar sus pasillos y esperar el metro de la linea 3 con rumbo sur, donde se pillaba la linea 6 y alimatar el cuerpo cubierto de frio,despues de haber viajado por màs de 2 horas sin rumbo fijo, solìa bajar en el barrio de Lavapies y pillar un descafeinado en uno de tantos bares y tomar èse sol en cualquier plaza que hacìa olvidar por un tiempo la cara amarga del invierno.
Se recuerda una clásica melodía de Jòse Alfredo Jimenes"caminos de Guanajuato:-
"allà en mi Lèon Guanajuato la vida no vale nada;ahì se apuesta la vida y se respeta al que gana".
Cerca de mi una pareja de alegres ancianos discutían la señora arrojaba regaños a sù alegre pareja que coreaba la canción con fuerte voz, el señor tenia la cara roja y el aliento a vino tinto;al final la señora adelanto el paso mientras terminaba la canción, y el feliz acompañante grito con acento español-"viva México".
Siempre que cierro los ojos para esperar el sueño que arriba con la noche,recuerdo las bocas del metro que habitan en cada costado de la plaza de la Puerta del Sol. Vivía en Seseña Viejo y no tenìa el lujo de regresar al aburrido pueblo donde poemas de Neruda eran citados en sus viejas calles. Tenìa que pasar la noche en Madrid,al comenzar las reuniones con mexicanos no habría problemas, el problema era al terminar las reuniones bajo la crecida noche invernal,cada uno de los presentes nos retirábamos y al repetir las reuniones optaba por retirarme,gastaba la noche en largas caminatas en el centro de la ciudad confundiéndome con los turistas nocturnos que pueblan Madrid.Con el frio de la madrugada en invierno el temblar del cuerpo era inparable, y còmo mendigo esperaba la apertura del metro en "zona cero"normalmente llegabà a las 5 de la mañana por la entrada del oriente donde salìan los Renfes,despues me inclinaba en las escalinatas para pillar calor y dormitar un poco entre varios gritos y ruidos de gente ebrìa.Las 6 de la mañana era el momento indicado para ingresar a los rincones interiores del metro, se sentìa un calor acogedor al caminar sus pasillos y esperar el metro de la linea 3 con rumbo sur, donde se pillaba la linea 6 y alimatar el cuerpo cubierto de frio,despues de haber viajado por màs de 2 horas sin rumbo fijo, solìa bajar en el barrio de Lavapies y pillar un descafeinado en uno de tantos bares y tomar èse sol en cualquier plaza que hacìa olvidar por un tiempo la cara amarga del invierno.
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