El plasmar una fachada magìca con colores profundos en una tarde de verano bajo los arcos que bordean la Plaza Mayor,en manos diestras.Es una dicha para quìen solìa gastar las mañanas y las tardes en estè rincon madrileño.
Cuando agoniza el Otoño en los sitio pùblicos sentimos la màs hermosa sensacìon de caminar con el alma prendida en la mirada por el paisaje que provoca:las hojas de los plataneros ardiendo de color por los mansos rayos del sol, què se hacen intensos al cubrir las sombras..
Habitar las venas de la Gran Vìa al marchitarse las marquesinas de neòn un fìn de semana. -Nos ofrece las vista màs corta en sù amplio horizonte:pongamos que cruzamos de la Plaza Callao, para tomar los rayos del sol en la plaza Luna y cubrir el frio que nos dejo la noche que se alejo.