viernes, 27 de diciembre de 2013

Calle Preciados en una soleada mañana de invierno.

Bajar la céntrica calle Preciado tocado por los tibios rayos del sol suele ser algo especial en pleno invierno.Sobretodo cuando los días han sido cubiertos de grises nubes que soplan frió al doblar las calles.
Con las manos en los bolsillos y respirando el calor del dìa, lo demás no importaba ;algunas veces eran lentos los pasos, no por cansancio si no por hacer màs eternos esos  momentos cubiertos de sol donde se buscaba que la calle fuese màs larga al terminar en la Puerta del Sol

Las fachadas comerciales habían perdido la huella de la humedad, esa misma huella que dejan las interminables lluvias lentas que tanta húmeda y frió  nos provocaba el invierno madrileño.

Solía comprar gruesos calcetines  en los comercios chinos que habitan en el barrio de Lavapies,por carecer de in sitio establecido les usaba desechables, pero aun asì el pegajoso frio que sufrían mis dedos de los pies no terminaba,de ahì que preferia caminar para coger calor  antes de viajar en trasporte pùblico.

 Al tocar el tibio sol con mi frente en la Puerta del Sol siempre me volvía a preguntar lo que cuestionaban los diarios de Madrid:¿porque no ponen bancos en la plaza del Sol?".Mientras partía la Plaza del Sol con mi lento andar  entendía perfectamente el nombre de la plaza....... La Puerta del Sol.

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