sábado, 16 de marzo de 2013

El Retiro y sus estatuas

Las húmedas estatuas que se aprecian al fondo del verde lago del Retiro se les podía acariciar mientras bajaba las escalinatas ;lo que más atraía mi atención eran unas hermosas amazonas acuchillando a enormes peces fuera del lago .Normalmente siempre les apreciaba  cuando mi vagar era sin rumbo; cuándo me daba igual la fecha en que mis pasos se arrastraban por ver esos muros pálidos al fondo del lago.

Algunas veces dejaba de acariciar esas mudas estatuas para meditar el vientecillo  con sabor a mar que acariciaba mi rostro.El sol era tan débil que no inmutaba tenerlo bajo la piel más de dos horas ;mis pensamientos vagaban  en el pasado y terminaban en el presente -"que insignificante es esté lago, un poco romántico para las añoranzas, pero nada fuera de lo común".-Un búlgaro entonaba una vieja canción que siempre me parecía nostalgica, , la había escuchado en el centro de la Plaza Mayor en tardes de invierno; decía en sus letras:-
"cuando salí de la Habana valgame  Dios, radien me vio salir si no fui yo. Y una hermosa guachinanga como una flor se vino detrás de mi que sí señor.Si a tu ventana llega una blanca paloma, trátala con cariño que es mi persona", después sacaba un cigarro y el pecho se me hacia pequeño, tan pequeño que el aire que respiraba se convertía en una emoción que humedecía los ojos. Llegaban recuerdos de mi madre cuidando el jardín en la azotea mientras  la tarde caía siendo yo un niño .

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