domingo, 16 de septiembre de 2012

Centinelas junto a la calle Alcala


Se dice que para admirar la ciudad de Madrid en todo su explendor;basta con arrojar la mirada en los altos edificios  y contemplar sus estatutas que en verano se bañan de un bravo sol, y en invierno se humedecen de un frio temporal.Sè puede poblar una banca en la amplìa calle de Alcala una hermosa mañana de otoño y contemplar con tranqulidad los viejos centinelas que enmudecen nuestra curiosidad.Otras veces se puede tener una terraza en esa misma calle  al atardecer una hermosa vista que nos acompaña ,mientras nos deleita un aromatico descafenido.Sòlo la vos de una agradable chica con acento dominicano nos interrumpe de nuestra concentraciòn.
Haciendo un repaso de los momentos que se disfrutan al admirar estas obras callejeras que pueblan los edificios altos;se puede pensar que  la mayor parte del tiempo que se vive en Madrid, el asombro y la curiosidad son la flama que mueve nuestros recuerdos.

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