jueves, 27 de diciembre de 2012

Calle Atocha y sus marchas

Una de las calles qué más protestas se pueden apreciar después de la calle Alcala, es sin duda la calle Atocha.Justo a la boca del metro Antón Martirn hay una pequeña placita con el mismo nombre donde nace una de las ricas sucursales en pincho y bebidas:El Museo del Jamón .Donde exquisitas patas de cerdo ibérico y pata no negra cuelgan del tejado interior sobre la circular barra donde solía ir por dos razones:tomar la caña mientras picaba pinchos ofrecidos por Juan,un tío que le cogí cariño a pasear de su marcado acento agrio que suelen tener los camareros cuándo el ajetreo de los clientes les pillas.Quizá la otra razón más importante por la cual solía frecuentar esté familiar local fue sus amplias puertas de cristal por donde se podría apreciar el latido de Madrid en su céntrica calle Atocha;protestas de inconformes que con sus gritos y demandas rompían la tranquilidad del momento,las hermosas mañanas de sol en otoño donde el calor se podía sentir al ver iluminada la calle mientras se daba sorbo a la ansiada cerveza que aminoraba la resaca y, el comienzo de las borracheras cada fin de semana.Tener el alquiler del piso pagado,haber llamado a mis viejos a México y tener la total libertad de vivir las fiestas nocturnas en las invitaciones de amigos en los bares y restaurantes céntricos de la ciudad era una ilusión que alimentaba durante la semana en ése pueblo cercano a Madrid llamado Seseña donde vivía consiente mente la explotación en mal pagados curros por mi situación de ilegal.Pero siempre había esa marcada inquietud por ver el rostro de los manifestantes en los reclamos del futuro del país,eran chavales pero sus gritos anunciaban la terrible crisis que se aproximaba.

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