lunes, 11 de junio de 2012

Instituto Cervantes y México

Con el tiempo caminaba las aceras de la calle Alcala mirando en corta distancía las gigantes figuras que yo les miraba ridiculas vailando entre gruesos muros de hermosa piedra.Nunca me nacío visitar su interior, ni en mis melancolicos días que más estrañaba a México.Quizá en la distancía y en mi situación lo único que me mantenía con la moral en alto era mi orgullo mexicano qué mi familia me habian enseñado.Despues mi celular(movil)hacía un ruido dentro de mis bolsillos,le tomé y abrí;era mi abogado de turno  y me cuminicaba qué mi falta administrativa se había convertido en una multa de 300e.Tenía más de tres años en esté país viviendo de trabajos miserables y evitando los municipales en redadas del metro.Mi calvario apenas empezaba junto a una crisis que yo miraba nacer en familias españolas e inmigrantes que contaban con residencía y contrato de trabajo.Cómo siempre preferí imaginar que un día todo cambiaría;y sin lamentarme seguí caminado bajo la calle Alcala para buscar una banca y terminar el ultimo cigarro del día.

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