Los días de otoño son valiosos cuando se tiene un cielo sin nubes al bajar la Calle Preciado.El aroma que nos ofrece el amanecer es variado, pero sin duda el aroma a cafe y perfume de los paseantes son los más comunes.Ver hombres anuncios que ofrece comprar oro, músicos con guitarras en mano y locales de marca que abren lentamente sus aparadores al público que en su mayoría son turistas;es lo tipico."Sólía bajar esta calle desde la Gran Vía para ir a clases en Lavapies, sobretodo los sábados de mañana.Caminar sin prisa con la mirada en el reloj que siempre le imagine en la distancía enorme;despues entrar a la Plaza y tomar un poco de sol mientras contemplabá las filas de compradores de la lotería de navidad buscando suerte en la crisis que ya estabá crecida;aúnque tambien había vendedoras fuera de la boca del metro qué nos perseguian con la mirada y la vos: su acento era gitano y su mirada era tierna, cómo las mañanas frias de tibio sol en mitad de las calles en las que no había control de inmigrantes".
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