viernes, 8 de junio de 2012

Palacio Real con sol

 Al salir de la Plaza España, después de haber caminado la Gran Vía de mañana, solìa tomar una pendiente que me seducía en corta distancía.Se podría ver la fachada pálida del palacio real rodeada de amarillos árboles tapizados por el otoño.Y al ir caminado con lentitud  me quedaba un instante contemplando los parques y plazuelas que se poblaban de nutridos turistas que seguían ese andar sin prisa.Algunas veces se podía ver cambio de guardias o procesiones de algun santo o virgen de la ciudad.En mi mente no existía la posibilidad de quedarme por mucho tiempo en el país,pero al sentir un clima diferente y una forma estaña de retener esas aromas otoñales que carecían totalmente de esencia natural,mi curiosidad humana crecia cada mañana y noche.Las mañanas otoñales en Madrid ya no tenian aromas de flores ni a tierra mojada,còmo las mañanas en Mèxico,el aroma era una mezcla de café ,tabaco y humo que escapa de los coches.No asì sus viejas calles que aùn guardaban el encanto de lo antiguo.
Algunas veces mis grandes caminatas desde la rotonda Cibeles subiendo por la Gran Vìa hasta la Plaza España me producian un cansancio buscado;despues al ver los hermosos rayos del sol matutino atravesar romanticamente los espacios amarillos de los plataneros al elevar la mirada,  me hacian buscar una vieja banca de madera donde podìa retener en mi asombro las sombras y los tonos que nacian bajo el sol  para despues desprender pequeños supiros por vivir la tranquilidad de vida agitada còmo inmigrante sin papeles.

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